martes, 19 de marzo de 2013

Comentario sobre Alter-video, de Eugeni Bonet


La historia del video no es una muy larga en cuanto que no hace tanto tiempo que existe la posibilidad de generar imágenes en movimiento. Independientemente del video en sí, las imágenes en movimiento recorrieron su historia a través del cine y del surgimiento de la televisión (fenómeno que aún hoy es muy interesante), para después llegar al medio de expresión artística que conocemos ahora y que se vincula directamente al arte, tomando en cuenta de que dentro de las artes visuales el video tiene tanta importancia como cualquier otro medio de expresión. 
Lo que me parece interesante es el hecho de que en realidad el texto escrito por Bonet no fue escrito hace tanto tiempo, mas se percibe una diferencia grande en los aspectos más técnicos de lo que era la actualidad electrónica en la industria del video; no así en los aspectos socio-culturales. Bonet habla de la televisión como instrumento de poder. Es así que hoy día la influencia política que tiene la televisión sobre nosotros es quizá menos importante que la influencia comercial (en tanto que el modo de vida del neoliberalismo es prácticamente global), pero que de todas formas tienen ambas un papel grande en nuestra actualidad. A pesar de que se podrá hablar de que no todos vemos la televisión, el hecho de que la gente cercana sí la vea ya nos afecta indirectamente. 
Lo que yo pude pensar con respecto al video-arte es que según lo leído la difusión no ha cambiado mucho de los años 80s a hoy. El enfoque de los programas es francamente comercial; sin hablar de las repercusiones de disminución de IQ que sufren o sufrimos la mayoría de los que gastamos tiempo en ver los excesivamente simples y malos programas que pasan, jamás podrías imaginarte encontrarte ahí algo de video-arte (y en el caso de que sí lo hubiera tendría que preguntarme si el hecho de que el acceso fuera para un público más basto podría ampliar también su cuórum). Las galerías televisivas suenan a algo muy romántico, pero para que funcionaran tendría que revolucionarse por completo el papel que juega la televisión en la vida cotidiana (la atestiguación artística combina mal con la recreación pasiva y de poco pensamiento que se espera encontrar en la televisión para descansar de vivir). Lo mismo podría decir de la pretensión de hacer de la televisión algo bidireccional en lugar de pasivo y unidireccional. No hay posibilidades de hacer cambios que el público no ha sido enseñado a desear. Los cambios incomodan. 
Realmente no sabría como meterme a hablar de los demás temas que toca Bonet, aunque del video subversivo, la contracultura y otros temas podría decirse mucho. No paso de aquí porque ante mí veo la educación de pasividad del individuo como un elemento primordial que sin haber sido salvaguardado impide que se hable más allá de eso. Quizá lo que digo podría sonar un poco fatalista; no quiero decir que es imposible generar cambios, pero sí que las raíces son profundas y deben ser tomadas en serio. En general, cualquier innovación artística, sea la que sea, no tiene muchas posibilidades si no se tantea el terreno antes. Y con tantear terreno no me refiero solamente a posibilitar que la gente de “alta cultura” pueda comprenderlo, porque eso ni siquiera implica un gran esfuerzo. Ni siquiera soy feliz partidaria de hacer del arte algo accesible para todo el mundo, sino que en lo que me hace enfocarme la lectura es en el hecho de que la profundidad de las dificultades de la condición humana actual (háblese de la actualidad que se hable) siempre han sido sólo tratadas superficialmente. La dificultad lo explica, pero no lo justifica, para mí. Antes de regodearnos en nuestras dificultades políticas, económicas y culturales habría que preguntarnos por nuestras dificultades sociales. Habría que ver qué de lo que nos quejamos del posible público puede ser sorteado y qué no; y en el caso de que se pueda cambiar, ver si es necesario y cómo hacerlo. 

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